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Este mes de junio habría cumplido 92 años; pero más allá de la fecha que marca su onomástico, Enrique Otero Fernández, el Gallego Otero, como todos lo conocían, sigue vivo en cada rincón de su finca.
“Te diría que en cada planta medicinal; ahí está el saber popular de El Gallego”, así lo asevera Tania Otero Silveira, su hija menor, encargada del museo de Sitio de Plantas Medicinales, quien en una tarde lluviosa accedió a dejarnos saber cuán hondo ha calado la vida y obra de su padre en la suya propia.
“Ese fue un legado que nos transmitió; él en vida siempre decía: “aprendan para cuando yo no esté”, y realmente nunca asimilamos que él no iba a estar; pero hoy te puedo decir que todo el colectivo de trabajadores,tanto de la parte agrícola como del Museo, tiene un compromiso moral no solo con el Gallego Otero, sino con nuestro país, nuestro líder histórico y el compañero Raúl Castro, de dar continuidad a todo ese saber, a esa obra maravillosa por la cual fue considerado el único científico popular en Cuba”.
AUSENCIA SOLO FÍSICA, PRESENCIA COTINUA
“Aquí está su colectivo. El Gallego no está físicamente, pero sí está su conocimiento en nuestras manos, y preparando el relevo con las futuras generaciones que van a dar continuidad a este saber. Ese relevo está garantizado, tanto por la parte de la familia como de otros jóvenes de la comunidad salidos de cursos y talleres, de las aulas anexas que en este lugar reciben las clases. Ellos también se están preparando, basados en el principio fundamental de incorporarle la ciencia al saber popular del Gallego Otero. El museo sigue trabajado en toda esa conservación de saberes.
¿Y como hija?
“Él siempre está conmigo. Ha sido la difícil tarea de asumir la atención a las consultas; creo que es un reto muy grande —día a día—, y debo superarme constantemente, estudiar el principio activo de las plantas, consultando y analizando con médicos y especialistas las diferentes patologías, aunque tenemos el recetario popular del Gallego que con el que sigo trabajando, con sus mismas plantas y métodos.
“Es un reto muy difícil, pero a la vez me llena de orgullo que él confiara tanto en mi hermano Chuchi (Pedro Jesús Otero) como en mí para dejar todo esto en nuestras manos y seguir adelante con su obra. Nosotros haremos lo mismo con la familia que viene detrás, con el nuevo relevo, para mantener el legado histórico del Gallego Otero”.
En un día en que desde el alma y el trabajo sistemático se recuerda a quien fuera considerado el único científico popular de Cuba, su hija y fiel heredera, Tania Otero Silveira, directora del museo de Sitio de Plantas Medicinales, tiene palabras de agradecimiento para el líder histórico de la Revolución cubana, así como para el compañero Raúl y el Doctor Rodolfo Arencibia Figueroa. Este último laboró durante cinco años al lado del Gallego Otero, y a partir de ese intenso trabajo surgió la idea del museo.
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