Encuentro a este muchacho a la entrada de un Centro de Aislamiento para contactos de sospechosos y enfermos de la Covid-19, esa epidemia que mantiene, a la mayoría de los cubanos y a casi todo el planeta, alejados de las rutinas habituales, porque permanecer en casa es ahora la palabra de orden. Sin embargo, Erick Hernández Morfi, a sus escasos 21 años, está en el lugar apropiado, y en el momento indicado; es técnico medio en Vigilancia y lucha antivectorial.
“Mi función es aquí en la puerta, en la desinfección a la hora del arribo de personas que permanecerán aisladas. Se procede con los vehículos en que llegan y tras subir a los pisos superiores, la escalera, entrada y todo el lobby”, es temprano en la mañana, sobre las 9:00 aproximadamente, y ya a Erick le corre sudor por todo el rostro, pues ha tenido un amanecer de dura faena.
¿Al llegar a casa adoptas las medidas de desinfección propias, con quién convives?
“Sí, claro, eso lo aprendí desde la escuela, me cuido mucho, y cuido a mi madre, con quien vivo, aunque ella es bien insistente en la protección, es microbióloga y se encuentra trabajando, la mayoría de las veces llega tarde o se queda trabajando toda la madrugada, se llama Mileydi. Yo me quedo en el centro durante cuatro días, y trabajo a la hora que se precise, me llaman a la habitación. Luego paso días en casa, en aislamiento y todas las mañanas los de la pesquisa se preocupan por mi estado de salud”.
¿Consideras este trabajo importante? ¿Pensaste te enfrentarías a una epidemia de este tipo?
“No, temas como estos los dimos en clase y no pensé lo viviría, y menos tan pronto, una gran epidemia solo la imaginaba como tema de una película o una serie. Pero aquí estoy, trabajando, aunque a veces alguien se moleste porque le fumigamos un bolso o una mochila, pero es necesario, todos somos importantes en esta lucha contra el SARS-CoV-2, un enemigo que parece salido de la ciencia ficción, pero que es real”.
Tomado de 5 de septiembre