El Granma sigue su rumbo

Imprimir
Inicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivado
 
Valoración:
( 0 Rating )

El Granma sigue su rumbo

Aquella madugada del 2 de diciembre de 1956, cuando el yate Granma estuvo a las alturas de Las Coloradas, cerca de Niquero, la mayoría de los 82 expedicionarios pensaron que habían quedado atrás las intensas jornadas de fatigas en medio del mal tiempo, un mar embravecido y el peligro de ser interceptados por el enemigo.

Todos escucharon con optimismo la orden del jefe: “Bueno, a toda velocidad con el barco en esa dirección hasta que encallemos”. Hasta allí habían llegado con la más firme convicción de que, como lo había prometido Fidel, “en 1956 serían libres o mártires”. Solo el arrojo, la decisión y la voluntad de lucha del líder mantenía en alto la moral del grupo… Mas, lo peor estaba por llegar…

Luego, fueron extremadamente adversas las condiciones en que el núcleo revolucionario encontró en tierras orientales. Fue un reencuentro con la Patria amada en el contextomás dramático que pudieran imaginarse, a tal punto que más que un desembarco por Los Cayuelos, el Che lo calificara como un naufragio.

El historiador Pedro Álvarez Tabío describe magistralmente el escenario del inhóspito paraje. “El lecho fangoso del manglar es movedizo y traicionero. Las aguas forman un caldo espeso, pestilente y tibio (…) Tuvieron que luchar también, y sobre todo, contra el mangle. Resultaba imposible avanzar en línea recta. La red de raíces se hace impenetrable. Los pies se enredan bajo el agua fangosa: las armas y equipos se traban en las ramas (…) la marcha es un agotador acto de acrobacia (…).

(…) Las manos no tienen asidero que no lacere o perfore. Las espinas y los filos de las hojas desgarran los uniformes y la piel. Una nube de jejenes y mosquitos se cierne sobre cada uno de los hombres y los azota sin descanso. Cada metro que se gana es una victoria de la voluntad para los extenuados combatientes. Son mil 500 metros de infierno antes de pisar tierra firme”.

Al cabo, han vencido esta primera y durísima prueba, pero pronto les espera otra no menos azarosa y difícil. Así da inicio la acción guerrillera, por eso no hubo momento ni circunstancias en toda la etapa insurreccional contra la el régimen de Fulgencio Batista que este heroico episodio para marcar el nacimiento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.

A no dudar, tal fecha histórica es fuente de inspiración para las nuevas generaciones de cubanos en seguir la brújula del rumbo fijado desde entonces por el Granma en su ruta hacia el futuro.