Martí: de la amistad al espíritu en la obra musical de la familia Tomás-Aguado

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La obra musical de la familia Tomás-Aguado ha estado marcada por un espíritu martiano impregnado, desde sus inicios, por una linda amistad. Ambas afinidades no sólo partieron por la conquista y defensa de una misma causa: la del ideal patriótico e independentista, sino por el simbolismo que provocaba la obra de este intelectual cubano, en pleno siglo XIX.

Los inicios de los cienfuegueros Ana Aguado y Andreu y Guillermo Manuel Eduardo Tomás Bouffartigue, tienen lugar en el centro social “El Artesano”. Sin embargo, pronto Guillermo a sus 20 años de vida comenzaría a hallar muy estrecho el ámbito cultural que Cienfuegos le podía brindar. La idea de abandonar el país de inmediato se hizo presente. Ambos tomaron la decisión. Finalmente en abril de1889 abandona la isla. Anita lo acompañaría más tarde en su historia de superación artístico-personal y trayectoria independentista.

Para el año en el que arriba Guillermo Tomás a Estados Unidos, se está produciendo en la nación norteña dos procesos paralelos, uno es el vinculado con la expansión de muchas naciones europeas, y el otro se encuentra relacionado con la política exterior estadounidense, la cual en gran medida seguía las pautas de la Europa septentrional.

Factores políticos, históricos y sociales no sólo conformaron la historia de los Estados Unidos, sino que, proveyeron a hombres como José Martí –que se encontraba desde 1880 en ese país- de elementos necesarios para confirmar sus sospechas de que Estados Unidos constituía el peligro mayor para Cuba. Ante tal situación se propuso constituir -tanto en Nueva York como en Cayo Hueso, los clubes Los Independientes y la Liga de Instrucción, a partir del sostenido intercambio de criterios entre miembros y líderes de las comunidades de emigrados cubanos.

Tres años después de encontrarse Guillermo Tomás en territorio estadounidense, José Martí funda el 10 de abril de 1892 el Partido Revolucionario Cubano (PRC), fue el inicio de un firme y rápido camino hacia la unidad de acción entre los patriotas cubanos y las varias organizaciones en que se habían ido asociando las emigraciones.

Para 1890 Guillermo M. E. Tomás contrae matrimonio con Ana Aguado y desde entonces se incorporaron al movimiento de emigrados revolucionarios presidido por el pianista y profesor de canto Emilio Agramonte. Fueron partícipes de innumerables conciertos con fines recaudatorios bajo los auspicios de los clubes revolucionarios cubanos. En este sentido, se destaca la actuación del 16 de junio de 1890 de Guillermo, Ana y el pianista Rafael Navarro en el Hardman Hall, cuya organización estuvo a cargo de José Martí. Días antes de efectuarse esta actuación, el 7 de junio, José Martí le escribe una carta a Ana Aguado donde reconoce la labor que ella y su esposo realizan por la causa cubana: “[…] Lo muy atareado de mi vida, y el temor de parecerle intruso, han sido la causa de que no fuese en persona, como me lo manda mi sincero afecto, agradecer a usted y a su esposo el servicio que nos presta, y es a mis ojos mucho mayor por lo espontáneo. Pero tendré, a la primera ocasión, especial placer en estrechar la mano del señor Tomás, y ponerme a los pies de nuestra noble y admirada artista […]”.[1]

Una velada lírico dramática memorable fue también la que se efectuó en el Brooklyn Atenheo en la noche del 8 de octubre de 1895 auspiciada por el Club Los Independientes, sin menospreciar la que se llevaría a cabo dos meses después, el 10 de diciembre de ese mismo año, en el Berkeley Liceum. Se distinguió esta función por ser la más productiva económicamente.

En estos diez años de estancia en los Estados Unidos, de 1889 a 1899, Guillermo M. E. Tomásse convirtió no solo en un músico consagrado, ahora se probaba como compositor y director de una de las mejores orquestas sinfónicas de Norteamérica o —como le pusiera a una de sus obras— de Yankilandia, repudiando al igual que José Martí todo lo que viniera de ese país.

Debemos detenernos en otra de las piezas musicalizadas por él, nos referimos al Himno a José de la Luz y Caballero. Este himno es el único que le compone a una personalidad. ¿Lo consideraría un caballero de luz? Hay que recordar que el tiempo que vivió Guillermo en Estados Unidos estuvo asociado a los Clubes Revolucionarios Cubanos organizados por José Martí, y según el historiador Eduardo Torres-Cuevas: “Para Martí, Luz era el vencedor en las conciencias; el símbolo para los hombres que querían fundar patria (…)”.[2]

La imagen de José de la Luz y Caballero invade las casas de los emigrados cubanos, principalmente en la Florida, y José Martí, al percibir su encuentro, señala: “¡Yo no vi casa, ni tribuna, en el Cayo ni en Tampa, sin el retrato de José de la Luz y Caballero…! Otros amen la ira y la tiranía. El cubano es capaz del amor, que hace perdurable la libertad”.[3]Guillermo asumió, como ningún otro músico cubano, el pensamiento legado por la luz que irradiaba ese caballero y que continuaría eternizado en José Martí.

Luego de una larga estancia del matrimonio Tomás-Aguado en tierra norteamericana. Deciden regresar a la patria. Con el paso del tiempo fundan el Instituto Vocal Aguado-Tomás situado en la calle Reina, número 120. El Instituto, según declaraban sus directores fundadores, se creaba bajo los métodos de la escuela neoyorkina de Agramonte y de las escuelas europeas.

Recordemos que Emilio Agramonte, fungió como profesor de canto de Ana Aguado en la Escuela de Ópera y Oratorio de Nueva York, la cual dirigía. Sobre esta institución, en uno de sus escritos, José Martí señaló: “(…)Respira nobleza y abundancia el prospecto lógico y superior a todos los de su clase, de la que puede ser muy pronto la primera escuela de canto en América, la  Escuela de Ópera y Oratorio de Nueva York, de un cubano, de Emilio Agramonte”.[4]

Las tendencias pedagógicas que lo caracterizan son propias del siglo XIX. Su concepción descansa en el criterio de que es la escuela la institución social encargada de la educación pública masiva y fuente fundamental de la información, la cual tiene la misión de la preparación intelectual y moral.

No obstante, es criterio de esta autora analizar otros posibles enlaces que definieron también a la época. Desde los finales del siglo XIX, José Martí en el periódico Patria del 17 de noviembre de 1894, en su artículo: “José de la Luz y Caballero”, dejaba claro a través de la personalidad de Luz, el trabajo desde su conciencia en la educación, el conocimiento y la cultura, para que así nacieran los hombres que redimieran a la patria y, desde el conocimiento de los males del país, fundaran un pueblo nuevo (…). [5]

Por otra parte Guillermo Tomás el 15 de agosto de 1899  funda la Banda del Cuerpo de Policías de La Habana por acuerdo de la Cámara Municipal para la divulgación de las grandes obras musicales y para superar la cultura artístico-musical del pueblo. Por ser la única organización musical de esa índole en nuestro país, tuvo a su cargo, además la tarea de amenizar los actos patrióticos, y de efectuar los conciertos o retretas para el pueblo.

Se conoce, además que el 12 de septiembre de 1902 el maestro Tomás le había enviado una misiva al alcalde municipal Juan Ramón O´Farrill en la que daba a conocer que su objetivo era asegurar la educación gratuita, que no se tendría en cuenta la distinción de razas y que el claustro de la escuela estaría formado por los Profesoresde la Banda.[6] El sueño del maestro se hacía realidad el 2 de octubre de 1903, quedaba instaurada la primera institución oficial y gratuita de este tipo en Cuba, la Escuela de Música Municipal Dr. Juan Ramón O‘Farril (adjunta a la Banda), que más tarde sería Conservatorio Municipal y actual Amadeo Roldán.

Fueron estos, algunos de los proyectos y vínculos que el matrimonio Tomás-Aguado tuvo con Martí.


[1]Martí, J. (1975) “Carta a Ana Aguado de Tomás, 7 de junio de 1890”, Obras Completas, t. XX, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana.

[2]Torres-Cuevas, E.  (2016). En busca de la cubanidad, T. III. Editorial Ciencias Sociales.

[3] Ibídem.

[4]Martí, J. (1975) “Carta a Ana Aguado de Tomás, 7 de junio de 1890”, Obras Completas, t. XX, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana.

[5]Torres-Cuevas, E.  (2016). En busca de la cubanidad, T. III. Editorial Ciencias Sociales.

[6]Tomás, G.(1903). Reglamentos de la Banda Municipal y Escuela de Música Juan R. O’ Farril. Aprobados por el Alcalde Municipal Habana, Imprenta “La Prueba”, Manzana Central.