Alfonso Espin declaró a la Agencia Cubana de Noticias que en más de cuatro hectáreas siembra productos de ciclos cortos, entre estas las hortalizas.
“Trabajamos la tierra de forma continua, por ejemplo acopiamos la cebolla y la col en noviembre último y enseguida plantamos el tomate, maíz y frijoles, los cuales ya están listo para cosechar”.
En esa rotación perenne de los cultivos el terreno no se degrada y recibe los aportes de nitrógeno y potasio de los propios sembrados y de los restos de cosecha.
De esa forma el área agrícola apenas permanece “desnuda” o vacía, y ello ocurre en la etapa de preparación de tierra para asumir las nuevas plantaciones.
Confiesa el campesino que no le satisface mucho plantar cultivos intercalados –otra práctica ecológica- porque luego no puede dar una buena atención de escarde y limpia a las plantas en el surco.
Esa granja resalta por sus altos volúmenes, variedades resistentes y grandes rendimientos, tal es el caso de las 500 mil unidades de cebolla y unos 400 quintales de col cosechados el pasado año.
Con la actual campaña de acopio del tomate, el agricultor pronostica alrededor de mil quintales de la variedad Lito, muy paridora e idónea para hacer puré.
Aseguró que se ha especializado en el “Lito” un tipo de cultivo con bastantes floraciones, las cuales cuajan de forma adecuada y resulta muy poco afectado por los virus.
Explicó que de ese renglón hortícola extrae considerables cantidades de simientes, en un proceso manual de lavado y secado, para aportar a la Empresa Provincial de Semillas.
Como otros referentes de labranza antigua, en La Presa utilizan materia orgánica y ya preparan condiciones para asumir la producción de humus de lombriz.
El montaje de un apiario, con 15 colmenas, favorecerá asimismo la floración del pepino, tomate y maíz en la pequeña finca.
Aunque el suelo se muestra pedregoso, allí tienen la ventaja de poseer agua abundante y muchas ganas de trabajar.
Entre las dificultades que enfrenta Alfonso Espín en su sembrado están la baja disponibilidad de fuerza de trabajo, o el encarecimiento de la mano de obra, por lo cual solo cuenta ahora en la finca con cuatro agricultores.
Gilberto Vieras García es uno de los granjeros en La Presa, con tres años en ese laboreo, y valora de muy positivo el conocimiento que sobre trabajar la tierra posee Alfonso Espín.
Dijo que es importante la entrega del pequeño equipo, y de los trabajadores contratados cuando llega el proceso del puré del tomate.
Los volúmenes en ese predio hortícola tienen como destino las ventas en las ferias agropecuarias municipales, a los centros de salud, a la mini industria de la localidad y a entidades como la Empresa Pesquera Industrial, mediante encadenamiento productivo.