Con 90 años de edad y una fortaleza de hierro, la cienfueguera Sara Basilia Sánchez Sarria es de las últimas comadronas graduadas en 1956, poco antes de que cerrara la Universidad de La Habana (UH), ante el empuje de las luchas clandestinas en Cuba.
Este 5 de mayo, Día Internacional de las Comadronas o Parteras, el homenaje a Sánchez Sarria quedó plasmado en una entrevista realizada a esta profesional de la salud por la Agencia Cubana de Noticias.
Como historia de novela fue su batalla para alcanzar un título universitario en los años de la república bajo la tiranía de Fulgencio Batista, y desde su posición de mujer, negra, pobre y con oficio de criada doméstica en una de las casas habaneras de la alta sociedad.
Contó Sara que el dueño de la vivienda donde ella laboraba era profesor de la Universidad y autorizó que matriculara en la Escuela de Comadronas, adjunta a la facultad de Medicina de la UH.
"En esa institución yo estudiaba las clases de obstetricia por la mañana y por la tarde atendía los quehaceres de la vivienda donde trabajaba; a veces estaba lavando la ropa y con la conferencia al lado, leyendo", recordó.
La comadrona explicó que allí cursó ese oficio en dos años, en los cuales recibía asignaturas como obstetricia, dermatología "y otras que ya no recuerdo muy bien, y hacíamos prácticas".
Cuando culminé y obtuve el título, me dije ahora voy de regreso a mi pueblo, pero antes tengo que comprarme mi maletín de comadrona para poder trabajar, y seguí de criada en aquella residencia hasta que reuní el dinero y me traje para acá mi maletín y mi título de partera, dijo.
Todo el instrumental y el negro maletín de Sara, usado durante tantos años en la asistencia a los partos, forma parte de las colecciones patrimoniales del Museo Municipal de Santa Isabel de las Lajas, de donde es natural esta anciana venerable.
Ella atesora en la pared de su humilde hogar el pliego oficial, ya amarillo por el paso de los años, que reza: El Decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de La Habana otorga a Sara Basilia Sánchez Sarria el título de Comadrona o Partera, firmado el 9 de enero de 1956.
Es un documento con un valor intrínseco, no solo porque está registrado al folio seis, número 114 del libro número cuatro en la Facultad de Medicina, sino porque lleva la firma del secretario de la Facultad, doctor Guarino Radillo, quien en los años 20 acompañó las luchas estudiantiles, junto a Julio Antonio Mella.
En la tierra lajera Sara trajo al mundo a muchos niños en circunstancias adversas, bajo aguaceros, a la luz de un candil, o en un riachuelo donde una embarazada que lavaba sobre las piedras se puso de parto; por ello tantos habitantes de ese municipio le saludan y le llaman madrina.
El reconocimiento va también en el hecho de que la Organización Mundial de la Salud ha decidido que este 2020 será el Año Internacional del Personal de Enfermería y Partería, con el lema: Matronas y mujeres: celebrar, demostrar, movilizar, unir: ¡nuestro momento es AHORA!
La dedicación de este año responde al gran déficit de esos profesionales en el sector sanitario, y reconoce la función crucial de estos profesionales en la prestación de cuidados a la humanidad.
Aunque en Cuba ya no se utiliza el término de comadronas ni parteras, porque ahora hay una mayor especialización de la Medicina y la especialidad de gineco-obstetricia se ha fortalecido, la historia de Sara es parte de ese estoicismo que distingue a los hombre y mujeres de las batas blancas, tan aplaudidos en estos momentos en todas partes del mundo.
Tomado de ACN
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