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Javier, el Barça, y una pesquisa por la vida

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Las conversaciones sobre fútbol con Javier, mi vecino, se habían aplazado para tiempos mejores. Antes, cuando ni pensábamos en que un virus nos cambiaría la vida, en las tardes-noches, bajaba desde mi torre del piso 14 a pasear a Lionel Messi, y coincidíamos en el lobby del edificio o en el elevador. Él, de ida o vuelta al teléfono público para hablar con la familia en Constancia, allá por la zona de Abreus, donde creció con la añoranza de unos abuelos que le narraban historias del pitazo de un central azucarero.

El muchacho es estomatólogo, recién graduado y título de oro, quien no soñó siquiera, que en su primer año de trabajo se enfrentaría a faenas que nada tienen que ver con amalgamas y fresas.

Pues sí, por unos días dejé de verlo; ya no se hablaba del Barça, de la Liga ni de la peña culé en la “Benny Moré”, a la que quiere pertenecer; cambié los horarios de bajar a Lío, que no es el líder del azulgrana, sino un pastor belga heredado de mi hija, que ya no cabe en el apartamento.

Javier el Barça y una pesquisa por la vida

En tiempos de Covid-19 la madrugada y la medianoche resultan más convenientes y solitarias para caminar con el perro, y por ello dejé de ver a Javier Olivera Ortiz, mi vecino de unos pisos más abajo, justamente en el 9no., que bien podría ser mi hijo.

Pero una mañana tocan a mi puerta, y ahí está él, con nasobuco, mochila a la espalda, una especie de listado en las manos; preguntando cómo estábamos en casa, si no teníamos síntomas respiratorios, sacando los conocimientos que sobre clínica aprendió durante la carrera.

Entonces, Lío lo reconoce y ladra de alegría; hablamos brevemente desde la reja del pasillo, pregunto por Isabella, su bebé que acaba de cumplir un añito, la esposa, que también es estomatóloga, y el día comienza con la alegría de saber que alguien está preocupado por nosotros y es una cara amiga.

Ahora es nuestro pesquisador, y cuando no me encuentra en casa porque salí a trabajar en la mañana, me llama en la tarde, ¡no se le escapa nadie! He vuelto a tener mi plática con Javier, ahora breve, pero siempre tenemos algo culé para compartir.

Fotos: Magalys Chaviano /Tomado de 5 de septiembre

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