En el Centro de Especialidades Ambulatorias (CEA), en Cienfuegos, permanecen los pacientes sospechosos de la Covid-19, con síntomas respiratorios o enfermedades que podrían complicar su estado de salud. Son observados de manera clínica y epidemiológica, mientras reciben asistencia médica, y a la espera de los resultados de las PCR.
Quienes velan por su estado allí, médicos de las más variadas especialidades, enfermeros, técnicos, encargados de la alimentación, responsables de la limpieza, entre otros, resultan seres humanos, pero no comunes y corrientes como solemos decir en buen criollo, son héroes, más allá de una palabra que podría interpretarse como cliché.
Pasan largas horas con sus enormes y pesados trajes, protegidos, pero no inmunes al contagio; terminan agotados por los días y las noches en vela, expectantes, porque saben muy bien que de ellos depende, en buena medida, evitar se propague un virus que es letal. Defienden la vida, el bien más preciado y que tienen como encargo, desde sus profesiones y oficios. Sus ojeras son como tatuajes de las nuevas rutinas.
Ibis Estévez, licenciada en Enfermería recién graduada, 23 años.
Los aplaudimos cada noche a las 9:00; las palmas y todas las combinaciones sonoras salidas de la imaginación del cubano, van a modo de homenaje; porque a pesar de la Covid-19, ya era hora de que recibieran el reconocimiento social que merecen.
Quiero presentarles a algunos de ellos, no son todos, solo una muestra de quienes allí en el CEA velan por los niños, en particular, a quienes la vida les ha jugado la mala pasada de estar entre los sospechosos. Ellos, quienes les atienden, vienen desde el Hospital Pediátrico,
y no fue necesario que firmaran un papel, ni un compromiso frío, no, al decir de la seño en jefe, Tatiana Pérez Torriente, llegaron por decisión propia, y si de compromiso habláramos, es verdad, entonces tienen uno, con la profesión que escogimos, de vocación humanista”.
Ibis Estévez es licenciada en Enfermería, recién graduada, de 23 años; integró el equipo a solicitud propia, y lo está haciendo muy bien. Junto a ella está Sandy Martínez, también enfermero, quien labora en el Servicio de Respiratorio del “Pediátrico”, y ha puesto su experiencia para cuidar a los más pequeños.
En una de las instantáneas aparece Fernando de la Mora Martín, residente de segundo año de la especialidad de Pediatría, quien permanece en ese grupo hermoso, desde los primeros momentos en que la institución médica comenzó a funcionar como Hospital para posibles casos de la Covid-19; preparado además, como centro para asimilar casos si las estadísticas se “movieran” hacia el aumento. Así son ellos, protagonistas de una historia inconclusa, quienes desde la academia venían preparados para este combate, que no por avisado llega a destiempo, y que se libra en pos de la vida.
Fernando De la Mora Martín, 26 años, residente de segundo año de Pediatría.
Tomado de 5 de septiembre
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