Al recorrer los pulcros pasillos del Centro de Especialidades Ambulatorias de Cienfuegos, todavía se aprecian huellas de cuando a finales de marzo se convirtió en un hospital para prestar asistencia médica a sospechosos, e incluso enfermos de la covid-19, si fuera necesario. Nadie mejor para contar lo vivido que la licenciada Elbia Manuela Reyes Cabrera, con 25 años de experiencia en el oficio, y la jefa de Sección se Enfermería de la institución.

“Ha resultado el trabajo más intenso en mi vida profesional, que se desarrolló con calidad y extremo cuidado, gracias a la intervención de un equipo multidisciplinario: médicos, especialistas, infectólogos, enfermeros, todos con conocimientos de bioseguridad. También se suma, el seguimiento de los protocolos emitidos por el Ministerio de Salud. Creo que fue una suma total lo que condujo al éxito de nuestra labor, en un centro que no estaba diseñado para estas funciones, pero que cumplió la misión”.

Y así es la “seño” Elbia, modesta y sencilla, que no usa la primera persona, porque para ella, todos cuentan. Y no es suerte toparse con personas de tales virtudes, resultan la respuesta del éxito.

Siempre he escuchado la máxima de que el personal de enfermería “manda” en el CEA, y viene desde el afecto y el cariño, sin que constituya una frase de arrogancia, ¿Cuánto hay de cierto en esta expresión?

“Cuando este hospital estaba en la última fase de terminación para convertirlo en lo que es el CEA, las enfermeras fueron las primeras en llegar —entre ellas Elbia, que es fundadora— para supervisar la culminación de los trabajos y se cumplieran los requisitos de calidad; recibieron los medios básicos, dispositivos y útiles para trabajar; armaron oficinas, salas, departamentos, entre otras labores. Quienes arribaban a la institución con avituallamientos nos llamaban almaceneras, y sonreíamos ante el calificativo.

“Aquí el personal de enfermería está en todas las áreas, liderando cada actividad asistencial; por supuesto que formamos un binomio con los médicos y especialistas. Y así sucedió en los 77 días que funcionó el CEA como centro de atención a sospechosos de la covid-19, tuvimos positivos al SARS-CoV-2, hasta que se recibió el resultado de la PCR y fueron trasladados a Matanzas. Y todo funcionó bien, con las particularidades que trae la interacción con familias, personal de otros hospitales, de la Atención Primaria, pero nadie se contagió, y los pacientes recibieron cuidados con esmero. Creamos un gran equipo, listo para activarse cuando sea preciso”.

¿La familia forma parte de ese team?

“Vivo en una familia compuesta por seis miembros; mi esposo es enfermero intensivista y ahora labora como anestesista; mi hija, estudiante de Medicina del tercer año; su esposo, médico recién graduado; el más pequeño, tiene 15 años y cursará el Preuniversitario en el IPVCE, porque ganó un concurso nacional de Matemática; y mi suegro, de 83 años, que está encamado y requiere cuidados especiales. Ellos fueron la retaguardia durante este tiempo, a pesar de que la mayoría están vinculados a la Salud, y tenían tareas que desempeñar. Durante toda esa etapa intensa en zona roja, llegaba a casa a media noche y estaba todo en orden”.

Nos encontramos en la entrada principal del CEA, y allí, una galería ilustra con imágenes lo que fueron esos intensos 77 días de brega y lucha contra un virus que ha puesto en peligro a la humanidad toda, con consecuencias económicas y sociales.

Elbia sonríe, nos tomamos una foto juntas, y regresa a sus labores, con su impecable uniforme de enfermera y una cofia con lista azul, que la señala como la jefa, que hace del decir un hacer.

Elbia (segunda de derecha a izquierda) junto a enfermer@s, porque en aquellos 77 días se juntaron profesionales de todos los servicios y hospitales, quienes trocaron los días y las noches para defender a Cienfuegos de la Covid-19, evitar el contagio y la trasmisión. /Foto: Magalys

Tomado de 5 de septiembre

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