Uno de los momentos decisivos en la vida de cualquier estudiante, es cursar el duodécimo grado. Sobre ti dormitan las dudas acerca de la carrera que dará continuidad a tus estudios. ¿Cómo elegir entre tantas opciones?

Muchos llenan su boleta al azar, sin tener noción de elementos como las asignaturas que se imparten o el perfil laboral. El resultado de esta falta de orientación suele desembocar en el abandono de la carrera escogida. Precisamente a disipar estas dudas está orientado el trabajo de formación vocacional que se imparte en los centros preuniversitarios desde décimo grado, y con más énfasis, en el grado terminal.

En este aspecto la situación se presenta desigual en cada centro; en algunos el proceso carece de calidad, en otros es casi nulo o se le da prioridad a carreras como las ingenierías y Medicina. Según entrevistas realizadas a varios estudiantes de la provincia, los pocos especialistas que acuden a los centros resultan reiterativos y hasta tediosos. Lo único que suelen comentar acerca de su profesión es por cuántos años se estudia la carrera, un dato insuficiente para inclinarte hacia una profesión.

Otra problemática es la desvinculación a entidades que puedan aportar una orientación a los estudiantes e incluso con las propias universidades y las llamadas “puertas abiertas”. Si bien es cierto que a lo largo del curso escolar no es posible traer a un profesional de cada carrera que se oferta,se debería abarcar la mayor cantidad de especialidades. En este aspecto sería importante nutrirse de ex alumnos del centro, los cuales pueden hasta ofrecer un punto de vista más atractivo de su carrera.

Es claro que no depende de la institución guiar a toda su matrícula, el alumno debe presentar interés e investigar por sus propios métodos. Sin embargo, la motivación no crece en las copas de los árboles. Es desde las aulas donde empiezan a surgir estas dudas y constituye una parte del deber de maestros y directivos de los centros preuniversitarios encaminar a los jóvenes.

*Estudiante de Periodismo

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