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«En clave de género»: Desvanecer las nieves del silencio

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Uno de los silencios más ocultos del universo es producido por la nieve y similar a los escondites de sonidos propiciados por tales copos en el suelo, son los recuerdos de violencia en la vida de mujeres y sus familiares.

La jurista Perla Delgado Valle, es responsable en la provincia de Cienfuegos del proyecto “Iniciativa jurídica en clave de género”, que funciona aquí hace cuatro años, con el auspicio del Fondo de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Unión Nacional de Juristas de Cuba (UNJC). Sesiona, además, bajo el amparo de la Plataforma Articulada para el Desarrollo Local Territorial (PADIT).

La especialista citada refrenda que las mujeres violentadas no rompen el silencio. Dan fe de la afirmación las estadísticas, pues solo asisten a buscar asesoría a ese grupo multidisciplinario (con sede en la casa social de la UNJC aquí), entre 20 y 30 casos anualmente y el promedio de tiempo de abuso sostenido, antes de la denuncia, es de ocho a diez años.

Así asevera Delgado Valle, también presidenta de la Sociedad Científica de Derecho Civil y de Familia, en nuestro territorio.

Las cifras cienfuegueras son similares a las del resto del país. Una encuesta nacionalen cumplimiento de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible realizada en 2019 y publicada por Cubadebate, revela tasas de feminicidio en ascenso desde 2016. Alrededor del 36 por ciento de las mujeres entrevistadas confirmó maltratos de machismo en algún momento de sus vidas.

Son pasos dados por el Estado cubano, expresión de la voluntad política para amortiguar cánones ancestrales de machismo y misoginia.

Un sustrato mitológico sustenta la sumisión y el alud de silencio de las féminas. Cuenta la leyenda que en el templo troyano, el dios Apolo agredió a Casandra, escupió su boca por no ceder a su acoso sexual y pronunció la maldición: “Nadie creerá en tus palabras”.

El anatema subyace aún, pues solo la voz propia es prueba de las mujeres boicoteadas, y muchas veces afrontan utopías, para demostrar la legítima defensa o el miedo insuperable.

El sistema sexo-género patriarcal, con su distribución inequitativa de poder es transhistórico, y en lo referido a la adjudicaciónde los lugares de dominio y de subalternidad, influye en la dinámica de las familias.

Ancestralmente el poder ha sido ajustado en el varón heterosexual; tal primacía tiene una trascendencia socioeconómica, dado el vínculo entre esa figura paradigmática y las necesidades de consumo; todo esto genera estigmas: relación masculinidad-poder entre sujeto proveedor de bienes y poder.

Queda mucho por hacer en el ámbito de libertades femeninas, pues todavía penden como espadas de Damocles los sutiles derroteros, plasmados, incluso, desde la narrativa literaria de hace dos siglos, con Gertrudis Gómez de Avellaneda y Miguel de Carrión, entre los paradigmas.

Basta citar obras como Dos mujeres, de la afamada escritora,y las clásicas novelas Las Honradas y Las impuras, del destacado escritor cubano. Ambos dejaron ver maticesde la violencia ejercida en el recinto aparentemente sagrado del hogar y la familia: física, verbal, emocional, moral y económica.

Las causales del mutismo llegan a nuestros días;pueden ser tabúes o amores enfermos y actúan como el fenómeno meteorológico que atrapa las partículas de sonido en la blanquecina nieve. “En clave de género”devela la túnica que aminora el sonido y lanza voces para no dejar enfriar los hechos, en el pavor de lo callado.

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