Belquis Sánchez Licea es una atleta de softbol, que con el ímpetu y la disciplina de los deportistas ha combinado su vida y quehacer, hasta resultar electa como candidata a diputada al Parlamento cubano, y ello la hace sentir muy orgullosa.

Es la delegada de la circunscripción No. 2 en el municipio de Rodas, Consejo Popular No. 2, y metodóloga de Educación Física de las enseñanzas Media y Media Superior en el Inder municipal. Pero en su vida laboral y social ha transitado por varias esferas, en las que se ha forjado como líder.

«La barriada que represento es diversa, tengo electores campesinos, obreros, trabajadores de la Salud, de Educación; contamos en el área con dos consultorios del Médico de la Familia, la planta potabilizadora de agua, una bodega, que forman parte del entorno y sobre cuyo funcionamiento también estaremos pendientes en este mandato.

«La principal problemática que me llega como retroalimentación es el precio alto de los productos de primera necesidad, y este es un planteamiento general que ha sido tratado y continuará siéndolo en futuras citas del Parlamento, de modo que si salgo electa, estaré representando a nuestra gente en torno a ese tema», conversa con nuestro medio.

Mientras caminamos a un encuentro con pobladores de la comunidad y trabajadores del Complejo Agroindustrial 5 de Septiembre, me cuenta que tiene dos hijas, una es enfermera y la otra ingeniera industrial y profesora de la Universidad de Cienfuegos, un nieto de 5 años y sus padres vivos, su retaguardia.

«Claro que resultar elegida delegada y luego candidata a diputada es más que todo un enorme compromiso al que no faltaré, es la forma de responderle a mi gente por la deferencia y la confianza. Pueden estar seguros que pelearé por ellos, y que juntos vamos a resolver todo lo que pueda ser resuelto en nuestra comunidad.

«Corren tiempos difíciles, de dura economía, y aquí mismo en este lugar en el que nos encontramos  -se refiere al central 5 de Septiembre -podemos apreciar de cuánto es capaz el pueblo a la hora de hacer valer la inventiva para ‘pelear’ el salario de los trabajadores, y no dejar morir el batey».

Entre los presentes, una trabajadora plantea la necesidad de contar en el batey con un círculo infantil, al tiempo que la administración de la fábrica adelante entre los propósitos inmediatos, la creación de una casita infantil para asumir el cuidado de los niños de las madres trabajadoras. Y así, de a poco, con la voluntad de todos y la guía de los más carismáticos, entre quienes se cuenta Belquis, la jugadora de softbol, metodóloga, compañera, abuela, madre e hija, quienes tienen la voluntad de crear y fundar, para hacer vale la máxima de que mejor es posible.

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