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El camino señalado aquel 13 de marzo en Cuba

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   Ese día un comando del Directorio Revolucionario, brazo armado de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), asaltó el Palacio Presidencial y ocupó fugazmente la emisora capitalina Radio Reloj, de gran audiencia nacional ya por entonces.Un objetivo importante al irrumpir en la sede del gobierno usurpador, ocupado desde el 10 de marzo de 1952 por el golpista y asesino Fulgencio Batista, era ajusticiar al tirano, un hombre que a diario sumía a Cuba en el dolor con saña criminal y torturante.

Pero la concepción era más integral y abarcadora con relación a sus fines, pues también aspiraba a generar insurrección popular iniciada a partir de la entrega de armas al pueblo, para convertirla en bumerán o marea revolucionaria de gran fuerza, capaz de ponerle fin al régimen entreguista de las riquezas del país.

El plan clandestino contemplaba continuar, si se cumplía la primera parte, hacia la Universidad de La Habana y desde allí tomar un alijo de armas preparado para la ocasión y entregárselas a la población, quien debía conocer la noticia de la muerte del dictador por una alocución que desde la emisora nacional hiciera el enardecido presidente de la FEU.

Cuando pudo penetrar en la estación radial, José Antonio desconocía que la cuidadosamente planeada acción del Palacio no había podido cumplirse y solo pudo hablar brevemente por el éter en emisión no muy escuchada o recordada entonces, aunque por suerte fue grabada para la historia.

Varias causales influyeron en el fracaso de la operación, iniciada aproximadamente a las tres de la tarde de ese día, ya que se debía contar con el apoyo adicional de un camión con armamentos suministrados en el lugar y sin embargo su conductor perdió el rumbo.

El factor sorpresa también falló pues el comando de vanguardia que debía acceder a la oficina del presidente, donde era tradición encontrarlo a esa hora, se desconcertó cuando al parecer casualmente estaba ausente.

En ese contexto cae mortalmente herido Carlos Gutiérrez en encarnizado enfrentamiento que la guarnición presidencial entabló con rapidez.

Al ver que allí no se cumpliría la misión, José Machado (Machadito) dio la orden de retirada, dilatada al percatarse de que Juan Pedro Carbó Serviá no aparecía y regresó a buscarlo al interior del edificio.

Cuando salió de Radio Reloj, José Antonio Echeverría se dirigió en un auto a la Universidad, relativamente cercana. En el tránsito fue interceptado por un carro patrullero, identificado y baleado cobardemente en un encuentro, en el cual el joven líder mostró una vez más valentía y decisión de lucha.

Su asesinato ocurrió en una calle aledaña al centro docente, de modo que el joven héroe murió muy cerca de los lugares que fueron testigos de su accionar constante a favor del movimiento revolucionario estudiantil y de Cuba.

Ese hecho, desarrollado mientras en la Sierra Maestra cobraba auge la lucha armada liderada por Fidel Castro, no representaba una ruptura dentro del clima patriótico que iba cobrando intensidad.

Antes del aciago 13 de marzo, en el que cayeron también otros valiosos jóvenes soldados, José Antonio Echeverría y Fidel  habían rubricado en el exilio la llamada Carta de México, donde confirmaban la unidad de principios e intenciones de colaboración unitaria entre ambas fuerzas patrióticas.

De modo que el brillante estudiante de Arquitectura y sus compañeros del directorio respondían a un compromiso, y además eran sabedores de que el ambiente político y movilizativo creciente en el país, principalmente protagonizado por jóvenes, tenía estrecha sinergia con sus objetivos, como su accionar en los demás.

Era hora de marchar en cuadro apretado, a pesar de las especificidades de los elementos componentes.

A pesar del revés esa acción representó una muestra del crecimiento moral en las virtudes de la juventud y el pueblo cubanos, junto a la lucha armada en la Sierra Maestra.

El inolvidable José Antonio Echeverría nació el 16 de julio de 1932 en la occidental ciudad de Cárdenas, perteneciente a la provincia Matanzas, y resultó uno de los héroes de impronta más carismática y pura a su paso por los centros de enseñanza donde se educó.

Sin embargo, fue desde la Universidad de La Habana que mostró su valor a nivel nacional e incluso regional, al ser partícipe de eventos estudiantiles en Centroamérica y como presidente de la legendaria FEU desde 1954 hasta 1957.

Poco antes de caer en combate señaló, ante el riesgo posible de perder la vida en el bregar revolucionario, que eso no era importante si su entrega ayudaba a sembrar conciencia en otros. Cuba lo ha honrado y enaltecido siempre, con gran cariño.

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